Conclusión

Evitar el consumo de drogas en jóvenes adolescentes no depende solo de prohibir o advertir, sino de educar, acompañar y fortalecer su autoestima. Es fundamental crear entornos seguros donde los adolescentes se sientan escuchados, valorados y comprendidos. El diálogo abierto en la familia, una educación emocional en la escuela y la promoción de actividades artísticas, deportivas y culturales son claves para que encuentren formas sanas de expresarse y afrontar sus problemas. Prevenir es formar seres humanos libres, conscientes y capaces de decir NO porque saben cuánto vale su vida y su futuro.